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Masacre.
Por: Juan Carlos Girón Enríquez

La Real Academia de la Lengua Española define “masacre” como “matanza de personas, por lo general indefensas, producida por ataque armado o causa parecida”.
Una definición bastante clara que no requiere, creo yo, mayor explicación.
Pero para aquellos que todavía no tienen claro el concepto, se puede profundizar con la definición presentada por el Centro Nacional de Memoria Histórica de Colombia, en el documento denominado “Características, dimensiones y modalidades de violencia en el conflicto armado colombiano”, en el que se señala, en el apartado de “Conceptos Clave” la “Masacre: Homicidio intencional de cuatro o más personas en estado de indefensión y en iguales circunstancias de modo, tiempo y lugar, que se distingue por la exposición pública de la violencia. Es perpetrada en presencia de otros o se visibiliza ante otros como espectáculo de horror. Es producto del encuentro brutal entre el poder absoluto del victimario y la impotencia total de la víctima.”
Las autoridades en el municipio de Jerez y en el Estado de Zacatecas han tenido un poco de conflicto con los medios de comunicación y la sociedad civil que ha referido a distintos hechos delictivos perpetrados en fechas recientes, como masacres. Ellos dicen que no lo fue porque no la hizo el Estado.
Cierto es que en la historia de México han existido algunos acontecimientos históricos en los que mucha gente ha muerto y que se han escrito en el libro de la historia como masacres. Tal es el caso del 2 de octubre del 68 y el 10 de junio del 71.
En esos hechos hay varios aspectos fundamentales que vale la pena observar: en ambos existe la matanza de personas indefensas, dichas matanzas se produjeron en ataques armados; fueron más de cuatro personas las que perdieron la vida a causa de esos ataques armados lo que puede ser calificado como homicidio, todas esas personas fallecieron en iguales circunstancias de lugar, tiempo y modo, existe una clara exposición pública de la violencia, muchas personas presenciaron esas trágicas escenas con la finalidad de causales horror, se hace una gala desmedida del poder del victimario frente a la indefensión de la víctima.
¿Cumplen esos acontecimientos con los requisitos para ser considerados masacre? Claro que si, así han sido catalogados por la historia. Un dato importante qué hay que señalar es que en ninguna de las definiciones se hace referencia a que rol juega el victimario y que rol juega la víctima, pero para los ejemplos antes citados, coincide en que el victimario es el Estado y las víctimas son estudiantes de nivel superior y personas afines a la causa, esas víctimas están en una situación de inferioridad frente al Estado porque no tienen el monopolio exclusivo de la fuerza, como si lo tiene el Estado y tampoco tienen los medios para hacer frente a las agresiones, por lo que su estado de indefensión los convierte en victimarios.
Analicemos los recientes acontecimientos en la cantina “El venadito” del municipio de Jerez. Hay, como ya se señaló, muchas personas indefensas fuera y dentro de la cantina, tan indefensas estaban que nadie respondió con armas de fuego ante la agresión que se estaba viviendo, con ello se cumple el segundo elemento de la definición del concepto de matanza de la Real Academia, el homicidio fue perpetrado en un ataque armado. Los hechos cumplen con los requisitos de la definición para ser considerados como una matanza.
Pero si nos vamos al concepto, nos damos cuenta de que si hubo la intención, si no tuvieran la intención ¿para qué entraban disparando a la cantina?, claro que fueron más de cuatro personas en completo estado de indefensión que fallecen en igualdad de circunstancias, el mismo momento y en el mismo lugar, existe la presencia de más personas en el lugar que presencial el acto horrorizados, existe el poder absoluto de los victimarios y una clara indefensión de las víctimas. También se cumplen con los requisitos del concepto.
Entonces ¿Por qué no quieren las autoridades llamar las cosas por su nombre? La respuesta es muy sencilla, les cuesta reconocer que han perdido el monopolio exclusivo de la fuerza y que ahora se han visto rebasados por su incapacidad de mantener el orden público y la seguridad social.
Su argumento para no llamarle masacre es que el Estado no los mato, y puede tener razón en el sentido que no son hechos equiparables a los acontecidos en 2 de octubre del 68 o el 10 de junio del 71, en los que el brazo ejecutor del Estado fue el principal responsable de aquellas masacres. Pero en la de “El Venadito”, el Estado también es responsable, solo que ahora por omisión, por no tener la capacidad para cumplir con su función de Estado.