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Una fecha para que celebremos el amor

Dra. Verónica Arredondo

Tenemos fechas que nos conducen a una celebración. Fechas que están marcadas en el calendario. Fechas como el 10 de mayo, como el 25 de diciembre, que nos indican celebrar una fiesta. El 14 de febrero, por ejemplo, nos dice que festejemos la amistad y el amor. Debemos de tener en claro que un día institucional no es más que eso: reconocer una idea alrededor de un tema.

Hace mucho tiempo que tenemos celebraciones, que tenemos días que son especiales porque así lo hemos acordado. Todas las sociedades y religiones tienen temporadas en donde festejan algo. La idea de establecer una fiesta quizá sea muy antigua, pero los motivos siempre han ido cambiando. Supongo que El Día del Amor y la Amistad no debe ser tan vieja y quizá responda a una cuestión de marketing, pero eso no es relevante para este texto, o sí.

¿Cómo concebimos el amor, en este tiempo? Decía Fernán I. Aubenque, que el amor tiene que manifestarse a través de cuidados y no de exigencias. Cuidar del otro debería de ser el máximo fin. Sin embargo, nos encontramos que en el amor, como lo entendemos, queremos que el objeto amado nos brinde placer durante todo el tiempo. Pretendemos que al estar con el otro todos nuestros problemas se resuelvan, queremos estar en el otro, permanecer en el otro, ser el otro, pero nunca nos planteamos qué necesita el otro. ¿Cómo cuidamos del otro cuando vivimos ensimismados?

La mayoría de los que vamos a leer este texto conocemos el desamor, que no es otra cosa que la decepción, o bien, el fracaso de una relación que pretendió ser duradera. El desamor va más allá. No solo se finca en lo que no fue ni pudo ser sino que abarca una cuestiones más complejas. Somos personas, seres humanos, mujeres, hombres, que nos relacionamos, y que tratamos de encontrar una vía para amarnos, querernos, respetarnos. A veces entendemos que los vínculos no llegarán a buen puerto y nos llevarán a encontrarnos enojados.

Está bien que tengamos un día para celebrar el amor y la amistad. Está bien que podamos institucionalizarlo y reconocerlo socialmente. De hecho está bien que hagamos una fiesta de ello, pero sería importante que reflexionáramos sobre su significado.

Yo no sé si ustedes se han planteado alguna vez cómo se desarrolla un vínculo afectivo. El vínculo afectivo aparece en el entendimiento que tenemos sobre el mundo. Queremos a nuestra mamá, papá, hermanas y hermanos, familia, amigos. No tenemos que razonar sobre ello. Porque mientras crecemos lo percibimos. Sin embargo, el vínculo que tenemos con una pareja parece una elección, una opción de tantas que tal vez tenemos en el mundo. De repente amamos a un desconocido. Lo desconocido nos ama y nos atrapa. ¿Puede ser esto verdad?

La verdad es que sí. Porque una persona fuera de nuestro círculo, que yo llamaría íntimo, se acerca a nosotras y es aceptado y amado. El vínculo se crea y recrea. Es súper válido que ocurra, pero entonces, ¿qué entendemos sobre lo que sentimos y pensamos? A lo mejor nada. Solo sentimos. Sustancias químicas se generan en el cerebro; hormonas de la felicidad atraviesan el cuerpo; estamos contentas, enamoradas, nada más importa, o sí, todo lo demás es muy importante.

Lo que quiero decir y digo es que no podemos dejar de lado que en el tema del amor, nuestras vidas pasen a un plano secundario. Al contrario, en la ocasión que se experimenta el amor de pareja, debemos establecer e identificar cómo comprendemos los sentimientos y emociones para minimizar los errores posibles errores.

Esto lo digo desde mi experiencia, y confesarlo, sí: confieso que he vivido el enamoramiento.

Quiero que ustedes celebren el amor y la amistad como suelen hacerlo. Pero también me gustaría que tengan presente que estas ideas pueden celebrarlas todos los días. Pero también quiero que tengan presente que en nuestro presente habrá gente que no pueda hacerlo, por diversas circunstancias: económicas, políticas, culturales, sociales; o algunas más simples: porque el desamor se hace presente.

Yo quisiera escribir poemas al amor, pero prefiero presentar reflexiones acerca de ello. El amor a veces nos inunda, el tema; la meta nos lleva a que sea lo único que buscamos. No sé si nos han implantado el chip y nos hayan engañado. Yo quisiera escribir poemas al amor, pero quiero establecer que la duda también es una estrategia y un nuevo acercamiento al problema.

No veo que el amor sea un problema como algo negativo, sino como un estado que tiene que resolverse. Creo que cuando existe una idea de amor sobre alguien, el objeto amado, deben de ponderarse observaciones y argumentos que planteen el relato que se va a acordar en la relación. Porque una relación puede ocurrir sin amor, y el amor puede suceder sin relación. Pero me estoy saliendo del tema, porque lo que quiero presentar es el amor hacía una misma.

Yo creo que el amor hacía una misma debe y tiene que ser preponderante, antes que nada, antes que otra cosa. Tenemos que conocernos y reconocernos. Tenemos que saber de nuestras necesidades y nuestras desgracias. Antes que proponernos amar a otra persona, podríamos amarnos a nosotras mismas, a nosotros mismos.

He sido amada, y he amado. Entiendo el amor desde distintos aristas. Amo mi profesión, a mi familia, a mis amigas y amigos. He amado en una relación de pareja. Pero el desamor ocurre, cuando la decepción emerge. Lectoras y lectores, los festejos de cualquier aspecto de la vida son relevantes e importantes, celebrémoslos. No dejemos de reflexionar y tener en cuenta que no es posible generalizar. Somos millones en el país, en el mundo. No tenemos las mismas creencias ni pensamientos. Creo que todas y todos buscamos la querencia, el cariño, el amor, en eso somos iguales.

Las y los abrazo, agradezco que me lean, que sigan mi columna. Deseo hayan pasado un bonito 14 de febrero. Les pido que amen a sus seres más importantes para su alma, que la quieran, que la disfruten. Les pido también que cuestionen todo, que traslapen su pensamiento y conciban otras formas de amor. Les pido sobre todo que cuiden a sus querencias, amores, cariños; yo creo que el cuidado es la más grande expresión del amor. Agradezco su lectura, como siempre, como toda la vida. Nos vemos en la siguiente columna.