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MUJERES AL MANDO

Por: Isadora Santivañez Ríos

En todo momento he considerado positiva la incorporación de más mujeres a la vida pública de nuestro país, principalmente en los cargos de toma de decisión y de representación ciudadana, por lo que no me queda más que congratularme con el hecho de que una mujer, esté al mando de una de las Secretarías más importantes de la Administración Pública Federal, así mismo, me es satisfactorio que algunas de las urbes más desarrolladas, pobladas e importantes de nuestro país, se encuentren direccionadas en el ámbito público por mujeres, como lo es el Estado de México y la Ciudad de México.
Me refiero de manera específica a Luisa María Alcalde Luján, quien recientemente ha sido nombrada como titular de la Secretaría de Gobernación, tras la renuncia de su anterior titular, Adán Augusto López, para se enfocará en hacer proselitismo, para contender como candidato a la Presidencia de la República, el siguiente año.
Así como a Claudia Sheinbaum y a Delfina Gómez, mujeres con las que no coincido en proyectos políticos, sin embargo, reconozco su liderazgo y aplaudo que sean representantes de nuestro género en cargos de primer nivel, así como reconozco su labor, trayectoria y preparación, haciendo incapie en el hecho de que es indispensable su actuar dentro de la vida pública para marcar un precedente en favor o perjuicio de las mujeres.
Ellas, al estar en esos mandos de decisión están marcando un precedente histórico en la lucha de las mujeres por defender la participación política y el respeto de nuestro género.
Así mismo, son representantes de nuestro género y no digo que sean las únicas, sin embargo, las menciono a ellas de manera particular, por la gran relevancia de sus cargos en la vida pública y administrativa de nuestro país, llegando su importancia a tal grado, que una de ellas podría ser la primer Presidenta de la República.
Y no es algo que de desee o se espere, ya que la Cuarta Transformación, que es el proyecto al que representa, le ha hecho mucho daño a nuestro país, marcando un retroceso y un estancamiento político, social y económico.
Tampoco digo que no existan mejores opciones, ya sea de hombres o mujeres, para poder ocupar un cargo de tan gran nivel, sin embargo, es importante resaltar que en estos momentos escribo y pienso en beneficio de mi género que tan afectado ha estado históricamente. Hablo desde el feminismo, que pondera el crecimiento político y social de las mujeres, así como por generar condiciones de igualdad entre hombres y mujeres, tratando de erradicar uno de los más grandes males de nuestro país, me refiero al sistema patriarcal.
Considero que el hecho de que una mujer sea la que esté a cargo de llevar las riendas de nuestro país, puede ser en gran medida un avance importante y trascendental para que se visibilice el trabajo de las mujeres que se dedican a la política y para que se normalice el trato justo y equitativo entre hombres y mujeres.
Espero que en las próximas contiendas electorales, sean mujeres las que puedan estar en los escaños principales de las boletas para los cargos de representación más importantes, que todos los partidos políticos marquen un momento trascendental e histórico al designar a mujeres para que puedan competir en los próximos comicios electorales para ocupar el cargo de Presidentas de la República y con ello, garantizar que, independientemente del proyecto político que resulte triunfador, sea una mujer la que pueda acceder a ese espacio. Así, podríamos garantizar la paridad y romper los llamados techos de cristal.
Sin embargo, algo me parecería extremadamente preocupante para nuestro género, y es que en nada ayudaría que la figura que estén en el cargo sea una mujer, pero quien lleve las riendas de la administración y sea el tomador de decisiones sea un hombre, que busque minimizarla, decidir por ella, y de manera literal, arrebatarle el mando, eso sería gravísimo, representaría un abismal retroceso en las luchas alcanzadas durante tantos años.
Que una mujer llegue al mando, pero sea un hombre el que en realidad mande, históricamente, marcaría una etapa compleja, dura e injusta para nuestra lucha, es por ello que resulta trascendental alcanzar la verdadera igualdad sustantiva, por lo que es importante que estas grandes figuras entiendan la relevancia de sus cargos, de su representación histórica y que más que defender proyectos políticos, sean unas verdaderas representantes de su género, de lo contrario, de nada serviría que estén en donde estén y su momento histórico se marcará de manera negativa y retrograda.