Skip to main content

Niñez, futuro y matemáticas

Dra. Verónica Arredondo

La niñez es el futuro de la humanidad. Dentro de una o dos décadas, niñas y niños del presente se encargarán de tomar las riendas de los procesos sociales; serán los responsables del acontecer del mundo y tendrán que tomar las decisiones para encaminar a buen puerto los objetivos trazados que, se supone, deberían presentar unas mejores condiciones para que todas y todos vivamos mejor. Lo que digo parece mucha responsabilidad, pero es un ciclo que se repite generación con generación. Los adultos de cierto periodo de tiempo fuimos niños; los niños se convertirán en adultos. Yo creo que lo que los adultos del presente podemos hacer por la niñez, es allanarles el camino, dotarlos de recursos y asegurarnos que las infancias se desarrollen sanas y con las mayores de las posibilidades para que arriben a la adultez preparados y con una consciencia plena.

En Zacatecas, la población infantil, niñas y niños de entre 0 y 15 años, de acuerdo con el censo del INEGI de 2020, representa el 30 por ciento de la población total del estado. En nuestro territorio hay 487,986 niñas y niños. Es decir que, una tercera parte de zacatecanas y zacatecanos, están en edades escolares entre preprimaria, primaria y secundaria, población que todavía no se puede considerar como económicamente activa, que sin embargo, está siendo preparada para conformar la ciudadanía del futuro durante las próximas décadas.

Desde el arista en donde me encuentro, desde mi punto de vista, tengo la experiencia de tratar con niñas y niños como tía, como tía social (conozco y trato con hijos(as) de mis amigas), y lo que veo es que la niñez actual tiene un gran impulso y ganas de conocimiento e información. Mi niñez definitivamente fue muy diferente a la del presente. La niñez del presente se encuentra súperinformada, quizá sobreinformada; conoce de temas que le son ajenos al menos geográficamente, manejan dispositivos informáticos casi de manera natural, aprenden idiomas apoyándose en teléfono y computadoras y son capaces de resolver problemas que nadie les ha planteado. La niñez del presente se presenta como una especie de infancias globales, dotados para aprenderlo todo y adquirir conocimientos a destajo. De alguna forma, en este momento de la historia, niñas y niños, siempre y cuando cuenten con las condiciones pertinentes, son privilegiados en el aspecto de que tienen al alcance herramientas y conocimientos que otras generaciones no tuvieron.

Pero no todo es color de rosa, o nada ha sido color de rosa. Las niñas y los niños de nuestras nación son un sector vulnerable. Las niñas y los niños no pueden mantenerse por sí mismos, dependen de su núcleo familiar. De alguna forma las familias proveen a la niñez mexicana y zacatecana de todo lo que necesita para desarrollarse. Las familias, para bien o para mal, sustentan las infancias y coadyuvan, son el primer frente, de hecho, para que las nuevas generaciones crezcan, entiendan, comprendan y se desarrollen dentro de la realidad.

Desde mi visión, la infancia en general apela a ello. La infancia apela a que los adultos y la sociedad les marque el sendero a través de cual transitarán. De nosotras y nosotros depende que niñas y niños desarrollen voluntad, empatía, amor, trabajo, adultez. Estamos encargados de que se desenvuelvan y cumplan las expectativas que se han marcado. Los adultos somos la punta de lanza y el escudo para que ellas y ellos encuentren mejores condiciones que las que tuvimos. Tenemos esa tarea, debemos encargarnos de eso.

En Zacatecas la verdad es que niñas y niños pueden optar por pocas opciones para su desarrollo, es triste pero tenemos que admitirlo. Nuestro estado no ofrece las mejores oportunidades de desarrollo, pero con el tiempo, podremos mejorar el contexto. En general las infancias no se encuentran atraídas por el estudio de las ciencias, por eso cuando existe el interés de algún niño o niña, nuestro deber es impulsar su deseo. Debemos impulsar el deseo y ayudar a esa niña o niño para que continúe interesado en su planificación y competencia.

Sabemos que en el país, niñas y niños, se desinteresan rápidamente por las ciencias. En realidad, son pocos los infantes que manifiestan deseos de dedicarse al estudio de la física, química o matemáticas, etcétera. Sin embargo, la niñez de este momento es sumamente curiosa en el saber y el conocer. La nueva Reforma Educativa plantea escenarios interesantes para que las infancias entiendan el conocimiento de otra forma y seguro otros discutibles. Yo creo que estamos en un momento en que podemos decirle a los niños que las ciencias son disciplinas que tienen valor y que complacerá todos sus requisitos. Tenemos que hacerlo, tenemos que intentarlo, estamos a tiempo.

Para mí y para madres y padres de niñas y niños, interesados en las matemáticas es triste saber que en estas Olimpiadas Matemáticas no habrá representación zacatecana. Sí, estamos tristes y consternados porque niñas y niños de Zacatecas no podrán competir en el escenario nacional de las matemáticas. La labor de madres, padres, profesorado, académicos, burócratas, respecto a este concurso debe de ser encontrar las mejores condiciones y cumplir con los requisitos para que niñas y niños interesados en las matemáticas puedan acceder a las diferentes etapas de estos concursos, y sin embargo, hemos fallado.

No me corresponde hacer esta aclaración, señalar lo siguiente, pero sí me corresponde como académica, como científica, como matemática, como zacatecana, en la 7ma Olimpiada de Matemáticas de Educación Básica, no habrá representación zacatecana por motivos extraordinarios. Las niñas y niños, madres y padres, profesorado, cumplieron los requisitos, pero por un motivo burocrático, no se pudo inscribir al colectivo que representaría a Zacatecas.

Zacatecas no pudo cumplir con los requisitos aun cuando la parte que le toca a la sociedad civil organizada, lo había hecho. El Estado falló en su tarea. El Estado representado por quienes estaban encargados de llevar a cabo la simple tarea de inscribir a niñas y niños zacatecanos, futuros matemáticos. Tenemos que estar consternados ante tal injusticia; tenemos que tratar de entender los errores para que no se vuelvan a repetir.

La estructura social, en cuanto educación, normalmente no motiva a niñas y niños a que se interesen por las ciencias. Las matemáticas, en el imaginario común, son una disciplina complicada, aunque no es así. Si como Estado se desinsentiva con acciones de exclusión a que los interesados participen de una olimpiada, no podemos esperar mucho o nada de nuestra niñez. Sin embargo, las infancias mexicanas, considero, quieren estar ahí; quieren participar, quieren ganar y conocer e informarse de los distintos conocimientos que competen a la humanidad. Los adultos tenemos que facilitar el camino, tenemos que ayudarles a no perderse. Las instituciones federales y estatales deben de obligarse de servir a las ciudadanía. Y si no fuera así, entonces tenemos que reestructurarlas. Niñas y niños de Zacatecas, se merecen un mejor futuro.